Kurt Folch


Kurt Folch (Valparaíso 1970). Ha publicado Viaje nocturno (Stratis, 1996) y Thera (Calabaza del Diablo 2002). Poemas suyos figuran en diversas publicaciones nacionales, así como algunas antologías de poesía chilena.



 THERA

Tarde en el sueño
llega el mensaje: dos

o tres

virutas de sal amargas
alivian la boca

del (antiguo) aliento a
légamo

negra miga del sol

de quien vuelve
sediento del claro vino

del otoño derramado al aire
en una solitaria y lenta ceremonia

en lo más alto

de un árido paisaje
materno y azul.


THE SKELETON COAST

"Here you will find peace, they said"
E. Jennings

La blanca herida del sol entre la bruma es el día
sobre el monótono paisaje que aparece
sin principio ni fin tras paredes limpias
de todo señuelo para la memoria.

Desde aquí se distinguen esas altas flores
sin nombre conocido que se alzan
sobre el nivel de la maleza: grietas
extendidas hacia el cielo de la tarde.

Y constante como el cansancio o el hastío sopla el viento
arrastrando oleaje de arena, cuerpos de insectos que giran

en el polvo. No hay caminos,

huellas que seguir o luces en la noche
que señalen dirección alguna.

Da igual. El tiempo

y la soledad no consuelan, ni conceden sabiduría:
desconocemos lo que se extiende mas allá
de esos horizontes de sal. Llegamos
a esta tierra inservible como desterrados
(nos gusta pensar) de algún antiguo imperio

o peces

ocultos en los rincones de un barco hundido
con la única certeza de haber sido la mala sombra
que se abrió sobre la luz del cuerpo amado,

un poco de humo
entre las piedras de cada lugar que pisamos, cargando el fastidio
de un permanente bregar entre pequeñas virtudes y torpezas,

falta de claridad:

no haber callado a tiempo, agostar
la hierba tierna que creció a nuestro alrededor.

En fin, cosas:

trucos simples para malgastar el tiempo: el vino, los amigos:
muletillas de la lengua repetidas hasta el cansancio
en el ocio de la tarde o en un cuarto a oscuras.

Nosotros que amábamos
los bosques y la lluvia,

esperamos

ahora, cada día
para sentarnos al sol

como si la vejez
y el miedo

nos marcaran la frente
pensando en la aridez de los desiertos.


BOCA DE PENUMBRA

Arriba y abajo
de habitación en habitación
cantas bien

junto al desastre. La boca

incrustada de penumbra
derrama sobre la carne el mosto
(su marca) amargo
que dioses celosos de todo
cuanto has perdido

-la alegría de viajes
inútiles, un par de lenguajes extraños;
la delgada sombra azul de los árboles
deshojados en grandes praderas de nieve-

depositaron

tras los huesos: es el relave
de un dialecto de erratas:
ansiedad que florece como un
cascabel de lamentos templados
bajo la luna que toca tu sangre.

Cantas bien
junto al cero

de un rostro. Entreabres

la boca, murmuras
algo irreparable, dices
fastidio, nombras
adoración.

2 comentarios:

walter cassara dijo...

Hola. Hablo desde Buenos Aires. Es sólo para decir que me gustaron mucho tus poemas, tengo aquí un ejemplar de Viaje nocturno que me regaló Daniel (Helder) y es lo leido varias veces con pasión. Algun mail donde podamos comunicarnos? Dejo el mio, por las dudas. Me gsutarìa charlar sobre la posibilidad de editar algunos poemas tuyos acá en Bs. AS. en libro en alguna revista. Saludos. Y en general, el nivel del blog, me parece muy bueno.

teosofia dijo...

pienso que es un gran poema