Obras publicadas: Poemas, I. Municipalidad de Punta Arenas, 1966 / Siete poemas, 1969 / Una casa en la lluvia, Ed. Gabriela Mistral, 1975 / Quién es quién en las letras chilenas, Ed. Nascimento, 1982 / Las jornadas del silencio, Ed. Nascimento, 1984 / Travesías, antología, 1966 / Chile enlutado (artefacto), Ergo Sum , 1987 / A manos del año (cuento), Ergo Sum, 1987 / La mujer en la poesía chilena de los 80, antología, Inge Corssen editora, 1987 / Los círculos, Ergo Sum , 1988 / Dioses del sueño, Editorial Cuarto Propio, 1991 / Los círculos, (2ª. Ed.) Ed. La Trastienda, 1996, Llaves para una maga, Ed. La Trastienda 1999 / De ánimas y mandas, animitas chilenas desde el subsuelo, Proyecto Fondart Regional, 2003 / La tierra de los arlequines, ese arco que se forma después de la lluvia, Exposición Marionetas, de la pintora María Paz Valdivieso, 2005 / La generación de las palomas, Ed. La Trastienda, 2005.
Menciona a:
Alejandra Basualto
Malú Urriola
Nadia Prado
Cristián Formoso
Jaime Bristilo
Oscar Barrientos Bradasic
Raúl Zurita
Malú Urriola
Nadia Prado
Cristián Formoso
Jaime Bristilo
Oscar Barrientos Bradasic
Raúl Zurita
Poesía:
Del libro “Llaves para una maga”
PRISIONEROS
Las estrellas resbalaron y jamás en el encruce
el cielo estuvo despoblado.
-Te amo, dijiste con jazmín del cabo
entre los dientes.
Suelto, sobre la noche ardía
el Cantar de los Cantares.
-Dame tu mano, dije,
y en el despunte fuimos
la boca suelta de la luna,
el ojo limpio de la vida.
Las estrellas resbalaron y jamás en el encruce
el cielo estuvo despoblado.
-Te amo, dijiste con jazmín del cabo
entre los dientes.
Suelto, sobre la noche ardía
el Cantar de los Cantares.
-Dame tu mano, dije,
y en el despunte fuimos
la boca suelta de la luna,
el ojo limpio de la vida.
CARIBE
La noche es un ojo y dios
ha muerto crucificado bajo el agua.
Una soga cuelga de las estrellas
y la zafra, cubierta de troncos verdes,
busca sus huellas, abajo,
en los restos.
-Se fue, -Efraína, se fue sin mirar lugar alguno.
Llevaba la maldición del Caribe, pero también,
el son de la marimba.
La noche es un ojo muerto y dios
sube desde el agua.
UN HOMBRE
La noche es un ojo y dios
ha muerto crucificado bajo el agua.
Una soga cuelga de las estrellas
y la zafra, cubierta de troncos verdes,
busca sus huellas, abajo,
en los restos.
-Se fue, -Efraína, se fue sin mirar lugar alguno.
Llevaba la maldición del Caribe, pero también,
el son de la marimba.
La noche es un ojo muerto y dios
sube desde el agua.
UN HOMBRE
Si mi sombra hablara de mí, loca sin alma,
de esa alma arrugada,
grieta en continuo duelo.
Si lo hiciera
cuánta niñería como ánima en pena, cuánta
memoria añosa rauda hacia los sueños.
Si mi sombra hablara de mi desgano
de esa forma ignota de peregrina y muerta
habría un hombre,
uno que dice conocerme al revés y al derecho
Un hombre que no hubiese querido nacer
nunca.
ESA NEGRA
Esa negra que baila volada de pies y manos
tiene los dientes de caracolas
y los ojos de cuarzo.
El negro que la acompaña la mira
y su piel de tinta se hunde en el vientre mojado.
La zamba se eleva
y el negro retoma su cintura
bajo las palmas de la hierba sagrada.
Esa negra que baila volada de pies y manos.
Esa negra que baila, esa negra que baila.
de esa alma arrugada,
grieta en continuo duelo.
Si lo hiciera
cuánta niñería como ánima en pena, cuánta
memoria añosa rauda hacia los sueños.
Si mi sombra hablara de mi desgano
de esa forma ignota de peregrina y muerta
habría un hombre,
uno que dice conocerme al revés y al derecho
Un hombre que no hubiese querido nacer
nunca.
ESA NEGRA
Esa negra que baila volada de pies y manos
tiene los dientes de caracolas
y los ojos de cuarzo.
El negro que la acompaña la mira
y su piel de tinta se hunde en el vientre mojado.
La zamba se eleva
y el negro retoma su cintura
bajo las palmas de la hierba sagrada.
Esa negra que baila volada de pies y manos.
Esa negra que baila, esa negra que baila.
LA AMANTE
He visto a una mujer negra y hermosa,
con su mirada vuelta hacia la playa
donde los pececillos semejan arpas verdes.
Recostados los ojos sobre esa lejanía,
su vientre late
y sus lágrimas atisban allá lejos,
donde el horizonte se corta en dos hombres:
El del bello negro que tocó sus húmedos pechos
y el del negrito que mamó de ellos veinte
soles errantes.
He visto a una mujer negra y hermosa,
con su mirada vuelta hacia la playa
donde los pececillos semejan arpas verdes.
Recostados los ojos sobre esa lejanía,
su vientre late
y sus lágrimas atisban allá lejos,
donde el horizonte se corta en dos hombres:
El del bello negro que tocó sus húmedos pechos
y el del negrito que mamó de ellos veinte
soles errantes.
3 comentarios:
Que hermoso lo que he encontrado en este blog,hermosa poesía y muy grata de leer... como varios otros
poetas...
Un abrazo
Una Amante Prisionera...
S.M.
La noche es un ojo muerto y dios
sube desde el agua.
sube y llega seco
como la mirada de un
ojo muerto.
Muy bien amiga: sigo leyendo tu poesía y me impregno de ella.
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank Ruffino.
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