Jorge Montealegre Iturra.
Nació en Santiago de Chile en 1954. Lee y escribe.
Comienza a escribir en la prisión política, en 1973. En el exilio publica su testimonio “Chacabuco” (Roma, 1975) y su primer libro de poemas: “Huiros” (París 1979). Regresa a Chile en 1979. Publica siete libros de poesía; entre ellos, “Bien común” recibe el Premio Municipal de Literatura (Santiago) y el Premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura a Mejores Obras Literarias de 1996. Último libro de poesía: “Huesos” (2006).
En 1989 recibe la beca Guggenheim. Ha publicado “Von Pilsener, primer personaje de la historieta chilena” y “Prehistorieta de Chile, del arte rupestre al primer periódico de caricaturas”, entre otras obras de investigación y antologías. Ejerce la docencia sobre humor gráfico y periodismo. El 2003 publicó “Frazadas del Estadio Nacional” –con prólogo de Armando Uribe- que recibió el Premio Altazor, categoría ensayo, del año 2004.
Periodista y diplomado en gerencia pública, actualmente estudia en el Programa de Doctorado en Estudios Americanos de la Facultad de Humanidades y del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile; y se desempeña como Secretario Ejecutivo del Consejo Nacional del Libro y la Lectura de Chile.
En 1989 recibe la beca Guggenheim. Ha publicado “Von Pilsener, primer personaje de la historieta chilena” y “Prehistorieta de Chile, del arte rupestre al primer periódico de caricaturas”, entre otras obras de investigación y antologías. Ejerce la docencia sobre humor gráfico y periodismo. El 2003 publicó “Frazadas del Estadio Nacional” –con prólogo de Armando Uribe- que recibió el Premio Altazor, categoría ensayo, del año 2004.
Periodista y diplomado en gerencia pública, actualmente estudia en el Programa de Doctorado en Estudios Americanos de la Facultad de Humanidades y del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile; y se desempeña como Secretario Ejecutivo del Consejo Nacional del Libro y la Lectura de Chile.
Menciona a:
Armando Uribe Arce (1933)
Hernán Valdés (1934)
Jorge Teillier (1935 — 1996)
Luisa Eguiluz (1935)
Floridor Pérez (1937)
Hernán Montealegre Klenner (1937)
Oscar Hahn (1938)
Hernán Lavín Cerda (1939)
Hernán Miranda (1941)
Omar Lara (1941)
Sergio Muñoz (1943)
Claudio Bertoni (1946)
Carmen Berenguer (1946)
Juan Cameron (1947)
Elvira Hernández (1951)
Oscar Montealegre Iturra (1952)
Leonora Vicuña (1952)
Clemente Riedemann (1953)
Mauricio Redolés (1953)
Alejandro Pérez (1954)
Teresa Calderón (1955)
Sergio José González (1955)
Francisco Javier Zañartu (1955)
Aristóteles España (1955)
Erick Swen Pohlhammer (1955)
Eduardo Llanos (1956)
Esteban Navarro (1956)
Bruno Vidal (1957)
Oscar Sarmiento (1957)
Santiago Elordi (1961)
Bala Manríquez (1962)
Paulo Wirimilla (1973)
Nicolás Barría (1988)
Rafael Rubio
Hernán Valdés (1934)
Jorge Teillier (1935 — 1996)
Luisa Eguiluz (1935)
Floridor Pérez (1937)
Hernán Montealegre Klenner (1937)
Oscar Hahn (1938)
Hernán Lavín Cerda (1939)
Hernán Miranda (1941)
Omar Lara (1941)
Sergio Muñoz (1943)
Claudio Bertoni (1946)
Carmen Berenguer (1946)
Juan Cameron (1947)
Elvira Hernández (1951)
Oscar Montealegre Iturra (1952)
Leonora Vicuña (1952)
Clemente Riedemann (1953)
Mauricio Redolés (1953)
Alejandro Pérez (1954)
Teresa Calderón (1955)
Sergio José González (1955)
Francisco Javier Zañartu (1955)
Aristóteles España (1955)
Erick Swen Pohlhammer (1955)
Eduardo Llanos (1956)
Esteban Navarro (1956)
Bruno Vidal (1957)
Oscar Sarmiento (1957)
Santiago Elordi (1961)
Bala Manríquez (1962)
Paulo Wirimilla (1973)
Nicolás Barría (1988)
Rafael Rubio
Poesía:
Alta Poesía
Todos los vecinos de mi barrio duermen siesta,
pero hay chicos que golpean puertas fastidiando:
piden pan y no dejan
escribir los mejores poemas sobre el hambre.
(De: "Exilios", Ed. Tragaluz, Chile, 1983)
Todos los vecinos de mi barrio duermen siesta,
pero hay chicos que golpean puertas fastidiando:
piden pan y no dejan
escribir los mejores poemas sobre el hambre.
(De: "Exilios", Ed. Tragaluz, Chile, 1983)
Espejos
Pinza en mano la señora se cuida las cejas
El chofer desenfrenado la observa
en el espejo. La señora no ceja
El chofer frena
bruscamente
Pinza en mano la señora sin espejo siente
que su ojo la mira
desde la cuneta
(De: revista La Castaña)
Pinza en mano la señora se cuida las cejas
El chofer desenfrenado la observa
en el espejo. La señora no ceja
El chofer frena
bruscamente
Pinza en mano la señora sin espejo siente
que su ojo la mira
desde la cuneta
(De: revista La Castaña)
En la plaza todos los días son Jueves Santo
Partió y repartió el pan entre las palomas
luego
miró a los doce jubilados que esperaban
se hincó
tomó un pie inclinando la cabeza
y empezó a lustrar
Partió y repartió el pan entre las palomas
luego
miró a los doce jubilados que esperaban
se hincó
tomó un pie inclinando la cabeza
y empezó a lustrar
como todos los jueves por los siglos de los siglos.
(De: Bien común, Ed. Asterión, Chile 2005)
(De: Bien común, Ed. Asterión, Chile 2005)
Niños de fin de siglo
En el famoso año dos mil después de Cristo
seremos niños y viejos del siglo pasado
Salvo los niños de Somalia
que no están en los planes del milenio que viene
porque los niños de Somalia no conocerán la próxima semana
Los niños de Somalia son menos que huérfanos en el desierto
Son hijos del hambre que los acuna y nadie adoptará un cachorro de hombre
que juega con su propio cadáver
Los niños de Somalia son los niños de Ruanda, de Biafra, de Etiopía
mirándose en el espejismo de una ronda africana
Los niños de Somalia no pueden escapar como los niños de Sarajevo
y los niños son niños así en el hambre como en la guerra
Los niños de Somalia son esqueletos caminando hacia ninguna parte
recién paridos a la muerte
Ya nada tienen que pedir
Nacieron sólo para enviarnos su mirada
vía satélite
Un silencio que dura un close-up eterno
ojitos que sostienen los párpados en una proeza irrepetible
a la hora de comida
cuando cambiamos de canal y de milenio moviendo las pestañas
a control remoto
La hora de vendarnos la mirada
con el último pecado
que divide a la familia principal del Reino Unido
Bienaventurados los niños de Somalia
porque nunca serán
los viejos de mierda del siglo venidero.
(De: Bien común, Ed. Asterión, Chile 2005)
seremos niños y viejos del siglo pasado
Salvo los niños de Somalia
que no están en los planes del milenio que viene
porque los niños de Somalia no conocerán la próxima semana
Los niños de Somalia son menos que huérfanos en el desierto
Son hijos del hambre que los acuna y nadie adoptará un cachorro de hombre
que juega con su propio cadáver
Los niños de Somalia son los niños de Ruanda, de Biafra, de Etiopía
mirándose en el espejismo de una ronda africana
Los niños de Somalia no pueden escapar como los niños de Sarajevo
y los niños son niños así en el hambre como en la guerra
Los niños de Somalia son esqueletos caminando hacia ninguna parte
recién paridos a la muerte
Ya nada tienen que pedir
Nacieron sólo para enviarnos su mirada
vía satélite
Un silencio que dura un close-up eterno
ojitos que sostienen los párpados en una proeza irrepetible
a la hora de comida
cuando cambiamos de canal y de milenio moviendo las pestañas
a control remoto
La hora de vendarnos la mirada
con el último pecado
que divide a la familia principal del Reino Unido
Bienaventurados los niños de Somalia
porque nunca serán
los viejos de mierda del siglo venidero.
(De: Bien común, Ed. Asterión, Chile 2005)