Violeta Parra


Violeta Parra Sandoval (San Carlos, VII región 1917- Santiago,1967) Violeta pertenece al clan de “los Parra”, familia de gran importancia para la tradición artística chilena. Criada entre nueve hermanos, desde los nueve años aprende a tocar la guitarra y a los doce, a escribir sus primeros versos. Estudió en el Liceo Nº 16 de Chillán, el que abandona para trabajar en labores campesinas, mientras sin querer era influenciada musicalmente por ambos padres; la madre le cantaba melodías campesinas y el padre- Don Nicanor, profesor de música- le tocaba valses, habaneras y cantos de salón. Sus creaciones manifiestan un profundo sentido de lo humano y una honda sensibilidad por los problemas sociales, la relación de la artista con la naturaleza y las tradiciones, cultos y creencias populares que la rodean. A los veinte años, motivada por su hermano Nicanor, se traslada a la capital, donde conoció el ambiente nocturno, dedicándose a cantar en los arrabales, circos, bares y quintas de recreo. En los 50´ realizó incesantes trabajos compilatorios en barrios de Santiago y todo el país, reuniéndose con poetas populares que le enseñan antiguos repertorios, que para ese entonces comenzaban a extinguirse, siendo fundamental su rol de compiladora así como la diversa gama de registros en la que compone sus canciones, destacando su experticia en la décima. En 1952 se casa con Luis Cereceda, matrimonio del que nacen Isabel y Ángel, con los que más tarde realizará gran parte de su trabajo musical. El año 53 se da a conocer mediante un recital en la casa de Pablo Neruda, instancia que la lleva a ser contratada por la radio chilena, en el programa "a lo humano y lo divino". Desde ese hito, Violeta cambiará los salones de las quintas de recreo por giras y presentaciones en todo el país, y al poco tiempo, por toda Europa. Durante ese tiempo continúa la labor de recopilación musical, composición y muestra por el país, a la que suma la pintura de telares y tapices que realiza entre 1958 y 1965, año en que se va de gira con todo el material elaborado hasta el momento. Al regresar instala en La Reina una gran carpa, que pretende convertir en un centro de cultura folklórica junto a sus hijos Isabel y Ángel, Patricio Manns, Rolando Alarcón y Víctor Jara. En 1961 vuelve a viajar a Europa recorriéndola casi completa, participando en el Festival de la Juventud de Finlandia. Realiza exposiciones y recitales para la UNESCO, donde une música, poesía, pintura, a tejidos, tapicería y cerámica exponiendo en Rusia, Finlandia, Alemania, Italia y Francia. En 1964 es la primera chilena en exponer en el Museo del Louvre. En 1965 viaja a Suiza donde filma un documental que la muestra en toda su magnitud. Retorna a Chile y canta con sus hijos en la Peña de Los Parras, en la calle Carmen 340 en Santiago. A los cincuenta años, el 5 de febrero de 1967, se suicida de un disparo al interior de la carpa de la Reina. Tres años más tarde es editado su libro "Décimas", por impulso de su hermano Nicanor.

Gentileza de Fernanda Arrau


POEMAS:


Corazón, contesta

Por qué palpitas, sí, por qué palpitas,
Como una campana
Que se encabrita sí, que se encabrita
¿por qué palpita?
¿no ves que la noche
La paso en vela, sí, la paso en vela
Como un mar violento
La carabela, sí, la carabela?
Tú me desvelas
¿Cuál es mi pecado
Pa´ maltratarme, sí, pa maltratarme
Como el prisionero
Por los gendarmes, sí, por los gendarmes?
Quieres matarme.
Pero a ti te ocultan
Duras paredes sí, duras paredes
Y mi sangre oprimes
Entre tus redes, sí, entre tus redes.
¿Por qué no cedes?
Corazón maldito
Sin miramiento, sí, sin miramiento
Ciego, sordo y mudo
De nacimiento, sí, de nacimiento.
Me das tormento.
De cuerpo entero


El humano está formado
de un espíritu y un cuerpo,
de un corazón que palpita
al son de los sentimientos.

Ay, no entiendo los amores,
ay ay ay del alma sola,
cuando el cuerpo es un río,
ay ay ay de bellas olas.

De bellas olas, sí,
ay ay ay que le dan vida;
si falta un elemento,
ay ay ay negra es la herida.

Comprende que te quiero
ay ay ay de cuerpo entero.


Santiago penando estás

Mi pecho se halla de luto
por la muerte del amor,
en los jardines cultivan
las flores de la traición,
oro cobra el hortelano
que va sembrando rencor,
por eso llorando estoy.

Los pajarillos no cantan,
no tienen donde anidar,
ya les cortaron las ramas
donde solían cantar,
después cortarán el tronco
y pondrán en su lugar
una letrina y una bar.

El niño me causa espanto,
ya no es aquel querubín,
ayer jugaba a la ronda,
hoy juega con un fusil;:
no hay ninguna diferencia
entre niño y alguacil,
soldados y polvorín.

Adónde está la alegría
del Calicanto de ayer,
se dice que un presidente
lo recorría de a pie,
no había ningún abismo
entre el pueblo y su merced,
el de hoy, no sé quién es.

Santiago del ochocientos,
para poderte mirar,
tendré que ver los apuntes
del archivo nacional,
te derrumbaron el cuerpo
y tu alma salió a rodar,
Santiago, penando estás.

Y arriba quemando el sol
Cuando fui para la pampa
llevaba mi corazón contento
como un chirigüe,
pero allá se me murió,
primero perdí las plumas
y luego perdí la voz,
y arriba quemando el sol.

Cuando vide los mineros
dentro de su habitación
me dije: mejor habita
en su concha el caracol,
o a la sombra de las leyes
el refinado ladrón,
y arriba quemando el sol.

Las hileras de casuchas,
frente a frente, si, señor,
las hileras de mujeres
frente al único pilón,
cada una con su balde
y su cara de aflicción,
y arriba quemando el sol.

Fuimos a la pulpería
para comprar la ración,
veinte artículos no cuentan
la rebaja de rigor,
con la canasta vacía
volvimos a la pensión,
y arriba quemando el sol.

Zona seca de la pampa
escrito en un cartelón,
sin embargo, van y vienen
las botellas de licor,
claro que no son del pobre,
contrabando o qué sé yo,
y arriba quemando el sol.

Paso por un pueblo muerto
se me nubla el corazón,
aunque donde habita gente
la muerte es mucho peor,
enterraron la justicia,
enterraron la razón,
y arriba quemando el sol.

Si alguien dice que yo sueño
cuentos de ponderación,
digo que esto pasa en Chuqui
pero en Santa Juana es peor,
el minero ya no sabe
lo que vale su sudor,
y arriba quemando el sol.

Me volví para Santiago
sin comprender el color
con que pintan la noticia
cuando el pobre dice no,
abajo, la noche oscura,
oro, salitre y carbón,
y arriba quemando el sol.
Miren cómo sonríen
Miren cómo sonríen
los presidentes
cuando le hacen promesas
al inocente.

Miren cómo le ofrecen
al Sindicato
este mundo y el otro
los candidatos.

Miren cómo redoblan
los juramentos,
pero después del voto
doble tormento.

Miren el hervidero
de vigilante
para rociar de flores
al estudiante.

Miren cómo relumbran
carabineros
para hacerle premios
a los obreros.

Miren cómo se visten
cabo y sargento
para teñir de rojo
los pavimentos.

Miren cómo profanan
las sacristías
con pieles y sombreros
de hipocresía.

Miren cómo blanquean
mes de María
y al pobre negrean
la luz del día.

Miren cómo le muestran
una escopeta
para quitarle al pobre
su marraqueta.

Miren cómo se empolvan
los funcionarios
para contar las hojas
del calendario.

Miren cómo sonríen,
angelicales,
miren como se olvidan
que son mortales.


Mazurquita moderna

Me han preguntádico varias persónicas
si peligrósicas para las másicas
son las canciónicas agitadóricas.
¡ay que pregúntica más infantílica!
Sólo un piñúflico la formulárica,
p'a mis adéntricos yo comentárica.

Le he contestádico yo al preguntónico:
"Cuando la guática pide comídica,
pone al cristiánico firme y guerrérico
por sus poróticos y sus cebóllicas.
No hay regimiéntico que los deténguica
si tienen hámbrica los populáricos".

Preguntadónicos partidirísticos
disimuládicos y muy malúdicos
son peligrósicos más que los vérsicos,
más que las huélguicas y los desfílicos.
Bajito cuérdica firman papélicos,
lavan sus mánicos como Piláticos.

Caballeríticos almidonádicos,
almibarádicos, miniminimini...
le echan carbónico al inocéntico
arrellenádicos en los sillónicos.
Cuentan los muérticos de los encuéntricos
como frivólicos y bataclánicos.

Varias matáncicas tiene la histórica
en sus pagínicas bien imprentádicas.
Para montárlicas no hicieron fáltica
las refalósicas revoluciónicas.
El juraméntico jamás cumplídico
es el causántico del desconténtico.

Ni los obréricos
ni los paquíticos
tienen la cúlpita, señor fiscálico.

Lo que yo cántico es una respuéstica
a una pregúntica de unos graciósicos,
y más no cántico porque no quiérico;
tengo flojérica en los zapáticos,
en los cabéllicos, en la camísica,
en los riñónicos y en el bolsíllico.

3 comentarios:

Rodrigo Díaz Bello (Erre) dijo...

Parra, acá desde México, sigue sonando con esa voz fuerte, necesaria.

Carolina A. P. dijo...

¿saben cómo se llama ese escrito, carta o poema (no sé qué tipod e escritura es) ese texto de Violeta Parra que habla sobre los políticos, las elecciones, los alcaldes, etc? Quisiera leerlo completo. Hoy lo escuché mientras iba en el autobús, me apreció interesante, entretenido.
Si alguien lo conoce... avísenme, por favor: fall_appart@hotmail.com Carolina, Santiago

Claudia Concha dijo...

hermosas letras, recomiendo la version de isabel parra de Corazón Contesta y la versión que hizo Anita Tijoux de Santiago Penando Estás