Camilo N. Brodsky B. (Santiago de Chile, 1974) Licenciado en Estética e Historia del Arte por la Universidad Católica de Chile, con estudios en Literatura y Lingüística Hipánicas en la misma universidad y de Magíster en Historia y Ciencias Sociales en la Universidad Arcis.
Ha colaborado con diversos medios escritos, como el diario La Nación y las revistas Patrimonio Cultural y Mapocho. Sus textos han aparecido en publicaciones impresas y electrónicas tanto en Chile como en el extranjero, aunque ninguno ha tenido mayor repercusión, para ser sinceros. Trabajó como investigador y redactor de las secciones de literatura, filosofía, artes e historia del sitio www.memoriachilena.cl, dependiente de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM).
Fue redactor, subdirector y director de revista Surda, además de ser editor del suplemento cultural de dicha publicación, Párrafo Izquierdo. En 2005 obtuvo la Beca de Creación Literaria del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, y en 2006 Editorial Cuarto Propio publica su libro Las puntas de las cosas, siendo actualmente director de la colección de poesía de dicha editorial chilena.
Afinidades electivas:
Ha colaborado con diversos medios escritos, como el diario La Nación y las revistas Patrimonio Cultural y Mapocho. Sus textos han aparecido en publicaciones impresas y electrónicas tanto en Chile como en el extranjero, aunque ninguno ha tenido mayor repercusión, para ser sinceros. Trabajó como investigador y redactor de las secciones de literatura, filosofía, artes e historia del sitio www.memoriachilena.cl, dependiente de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM).
Fue redactor, subdirector y director de revista Surda, además de ser editor del suplemento cultural de dicha publicación, Párrafo Izquierdo. En 2005 obtuvo la Beca de Creación Literaria del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, y en 2006 Editorial Cuarto Propio publica su libro Las puntas de las cosas, siendo actualmente director de la colección de poesía de dicha editorial chilena.
Afinidades electivas:
Menciona de los vivos, por cariño y calidad, a Christian Formoso, Jaime Pinos, Roberto Contreras, Tomás Harris, Galo Ghigliotto, Carlos Henrickson, Germán Carrasco, Úrsula Starke, Andrés Andwandter, Claudio Bertoni, Pepe Cuevas, Elvira Hernández, Marcelo Guajardo, Guillermo Valenzuela, César Cabello, Antonio Silva y Víctor López. De los muertos, y por no hacer de esto algo eterno, sólo a De Rokha, Lihn, Millán y Lira.
Poesía:
escribo principalmente con la premura del acto fallido
Escribo principalmente con la premura del acto fallido.
Escribo principalmente con la premura de que Gonzalo Millán ha muerto; es él y no nosotros el que ha muerto, es él y no nosotros el que acaparará el silencio y el murmullo
de los refrigeradores del infierno.
Escribo principalmente desde el conocimiento débil de la muerte de Gonzalo, desde el conocimiento débil de la muerte, desde el conocimiento débil.
Escribo principalmente desde la falla tectónica que se abre ante la muerte esperada pero no consumada de Millán hasta el momento mismo de la muerte de Millán.
Escribo principalmente desde el vacío de la muerte de Gonzalo; no el vacío abstracto ni el concreto en la poesía chilena, sino el vacío-vacío del sabor de la muerte esperada pero no consumada de Millán en el primer tercio del mes de octubre del año de 2006.
Escribo principalmente desde la premura del acto fallido de la muerte de Gonzalo; desde la muerte de Gonzalo; desde el acto de la muerte de Gonzalo en este octubre de 2006.
Escribo desde el desconocimiento de la muerte de Gonzalo, desde el desconocimiento de la muerte, desde el pavor que el desconocimiento de la muerte me provoca como acto fallido ante lo esperado pero no consumado de la muerte de Gonzalo.
Escribo principalmente desde la muerte de Gonzalo y el vacío que la muerte de
Gonzalo deja en quienes cometimos el fallido acto de conocer la muerte.
iii (de la parte “Movimiento”, de La Canal)
El animal que viaja bajo el peso de la bestia
reconoce en esos ojos huecos el vacío de su alma
En ellos resucita el odio que no tiene nombre pero viaja en los mejores autos
En ellos resucita el odio que no tiene nombre pero jala las mejores líneas
En ellos resucita el odio que no tiene nombre pero lame a las mejores minas
En ellos resucita el odio que no tiene nombre pero gasta en los mejores bares
En ellos resucita el odio que no tiene nombre pero muerde por las noches cuando
/caen sobre ti los pacos
En ellos resucita el odio que no tiene nombre pero mata en las mejores calles
que no tiene historia personal ni filiación
el odio sedentario de la bestia mansa
que casi como por milagro resucita
en los ojos mansos el conflicto de las clases que se miran
xix (de la parte “Fractura” de La Canal)
el ardid de la carne se resuelve con la quema de la carne en las hogueras de la tribu
el ardid de la piel es la muerte de la carne bajo el yugo de la impostación
el ardid sucio de la herida es la sangre que detiene la hemorragia de la idea
el ardid de la derrota es hacernos creer en el ardid de la carne, de la piel y de la herida
alcalde
Colgando de la punta de un revólver se encuentra el cadáver obsoleto
de una cierta poesía
Colgando de la rama más alta de un árbol completamente seco se encuentra
la mirada de una niña preguntando dónde están los ojos
en los que inició su recorrido
Colgando de un gancho de carne totalmente enrojecido en La Vega Central se /encuentra
lo que una vez fue el cuarto trasero de una vaca que mugió
en los verdes campos del Valle Central
Colgando del extremo de una cuerda de cientocincuenta pesos el metro se encuentra /Alfonso Alcalde
con las manos más cansadas que un buey de estar colgando
en la costa de la octava región del Reyno de Chile.
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