David Bustos


David Bustos (1972), nacido un día de enero donde todos están vacaciones por lo tanto llegan al cumpleaños los que no pudieron salir a tomar aire.
A los 25 años sufre un accidente en moto que descuadra su clavícula para siempre. Vende su moto, los amigos comienzan a sufrir accidentes. Sus amigos del barrio Independencia son la mayoría del Instituto Nacional y se dedican a tomar y salir, salvo con un amigo Gonzalo, con quien comparte sus primeras lecturas (Cortázar, Lihn, Teillier, Huidobro, Octavio Paz, Alejandra Pizarnik). Lee detenidamente a Lihn y decide escribir poesía. Postula a una especie de taller beca de la Sech (1997), donde conoce a Esteban Navarro. Luego se va a recorrer Europa de mochilas, pasa una temporada en Suecia y vuelve a vivir a una pieza en Nuñoa, trabaja de librero y en una disquería, conoce a una americana está a punto de casarse y todo fracasa. Se abre el campo de lecturas y férreas críticas. Frecuenta el sucucho de la Sech, donde conoce a Alexis Figueroa, Guillermo Valenzuela, José María Memet, Víctor Hugo Díaz con quienes comparte largas conversaciones. Escribe Nadie lee del otro lado (Mosquito ediciones, 2001), su amigo Marco Antonio Coloma lo anima a aquello además de compartir sus apuntes y libros generosamente. Ambos viven situaciones no muy aventajadas, pero comparten proyectos editoriales y cervezas. Entra al taller de la Fundación Neruda (2001). Se sumerge en un estado Zen, lee compulsivamente a Suzuki y algunos Beats. Entra de corrector de libretos a TVN, luego se transforma en libretista de teleseries del canal nacional, su primera teleserie fue Puerta Adentro, la historia de la toma de un campamento. Conoce a Loreto, deciden vivir juntos y tienen una hija. Luego publica Zen para peatones (Ediciones del temple, 2004). Sus poemas comienzan aparecer en revistas y antologías.
Hasta el momento lleva cuatro teleseries en el cuerpo, acaba de publicar Peces de Colores (Lom, ediciones 2006), además es editor de la nueva colección Amarcord de ediciones del Temple. Participa de coeditor del sitio web Lanzallamas junto a Roberto Contreras, Jaime Pinos y Joaco Contreras, además participa del Foro de escritores.

Menciona a:


Guillermo Valenzuela
Andrés Anwandter
Claudio Gaete
Carlos Cociña
Jaime Pinos
Cristián Gómez
Víctor López

Poética:

La escritura como iconografía, como signos que en su materialidad desmonten efectos de la realidad. La escritura como sonidos que en su materialidad desmontan y montan efectos de una realidad paralela, dentro o fuera de un campo sensible en el que podemos reconocernos. La escritura detrás de la escritura. El ojo detrás del ojo. Un campo de operaciones. El laboratorio, el diván.
La composición Olsoniana donde el uso de la página es un paisaje en el que se representa el juego de las fuerzas de la naturaleza.
En el centro de la escritura está la muerte de la lluvia. En el centro de la escritura está la muerte del agua. En el centro de la escritura hay un maestro zen tallando una roca.

Si el poema suena es porque piedras trae, haga usted el intento de ver las letras como piedras y luego échelas a un tarro y agítelo, eso es poesía. La voluntad de hacer sonar las palabras. La poética está en el movimiento de las muñecas. La vanidad está en el ritmo.

Poemas:

: SE PROHIBE EL ACCESO

Toda esta literatura para transeúntes (PELIGRO NO BAÑARSE) trata de ti:
Caligrafía en imprenta o diamantes en bruto que tallan las vidrieras
de estos almacenes. Productos que mal exhibidos dan claros
problemas de vencimiento:

El tiempo que demoro en contar estos pesos partidos por el rayo es =
al tiempo que demora el rayo en partir estos pesos que cuento.

La operación matemática con que añades y quitas

o la indiferencia con que observas el abrir y cerrar de la caja
registradora del corazón. Momento en que suena el timbre ($)
que ya has incorporado en tu álbum de pérdidas generalizadas,
y despreocupada escuchas estas razones que son las mismas
de siempre: ganas inusitadas de violar los recintos privados
de tu cuerpo;

a fuerza de limar los barrotes de la conciencia
a fuerza de obviar los bordes
que se deshacen como pastillas efervescentes en un vaso de agua.
(El devalúo de la propiedad privada, el alza de intereses
de una pareja estable).

-La costura en que caminamos por el poema, muchas veces
calles sin salida o en excavaciones profundas y peligrosas.
- La costumbre de cumplir con el horario y exceder la tarifa
para este tipo de oficios poco rentables.
- En fin. El comercio con que se ama lo hace a uno perder
las ganas lo hace a uno caminar por los barrios antiguos de
Santiago y estar debajo de la cornisa que se desmorona,
único dígito, tecla, tic de todo acto sensible; capaz de algo
espantosamente útil-dijiste- despidiéndote de beso-
:agárrate la cabeza en el estallido de aves: o alcanza
con cierto estilo la pluma ingrávida en el aire
y escribe por ejemplo:

Que tú nunca fuiste una alumna brillante, en esto
de dar y recibir. Yo tampoco aprendí de esas clases en el colegio
(: recinto de curas que ya nadie de nuestra generación visita
y en el que recuerdo nos hacían formar en filas todas las
mañanas de invierno en el patio y rezar el Padre Nuestro,
tal vez sea esa la razón de tanto compañero ateo con que
te topas en las botillerías, sitio donde siempre
hay que pagar por los envases)

Por eso ser el peatón autorizado que ahuyenta los lobos
en el gran bosque de la noche, es una cosa que no dice
relación con el abismo de la letra.
Sitios eriazos que despiertan en mí las más extrañas
tonterías: intensos golpeteos en la roca húmeda del pecho,
de espalda y extendido, con los ojos fijos en un punto
de fuga. Aire escrito a pulso, pantallazos de lucidez.
Luz que termina en un soplido.
(de Zen para peatones)


Los cigarros de otros se disfrutan el doble
Alguien llama desde una cabina telefónica a este número
cortado. Y un hombre habla con la boca llena de comida y la
población de vagabundos y artistas va en aumento. Los
cigarros de otros se disfrutan el doble, como los versos mal
cortados de la equilibrista, que en el momento de girar la llave
siente terror a la oscuridad.
El Caballero de la Triste Figura toma café en castellano antiguo
mientras lee un libro de poemas (Zen para peatones) nada
interesante parece decir.
La realidad es una cuenta que debemos pagar, lo demás son
sobras desvanecidas al costado de un museo.
Los peces de colores duran lo que una pastilla en el paladar y
el espejo de Carrol yace pulverizado después de un ataque de
histeria.
Alicia es una estudiante de filosofía en una universidad
mexicana y las partituras de un músico callejero se borran con
la lluvia.
A pesar de los reveses de la retórica, la llave gira, sí, eso es, las
piezas a pesar de todo calzan: - oleajes obstinados
- ondas ociosas
Arbitrariedad.
(de Peces de colores)


EJERCICIO Nº 11
(una biblioteca de sonidos)


En este alicate he encontrado las pruebas los tiros
las luces de bengala las pez-uñas de tus ojos hilos
de volantín cabello fractura la hepatitis he encontrado
atrofiado los músculos dorsales y abdominales.
He encontrado los dientes y las tapaduras los muebles
acumulados y apilados en un rincón de tu esqueleto.
He encontrado un meñique menos un anillo
en el anular y una escoliosis como S italiana
un par de canciones mal bailadas una miopía
de leer literal las obras completas de Marx una guitarra
he encontrado dos cuerdas desafinadas un pañuelo
en la parte superior de la guitarra una foto de tu pareja
en tu oreja he encontrado una frase de tu hija
en el momento de la detención he encontrado eso
una voz de niña una voz que ahora mismo es más gruesa
una voz que se acumula en tu oreja como los cristales
acumulan el zumbido del viento.

(inédito de Ejercicios de Enlace)

1 comentario:

Profundistas dijo...

He aquí un Puente en llamas

una abismo a veces espejo

de una palabra que rompe a si misma
más allá de los pensamientos

hasta los huesos, la carne y la uña



Menester parir nuevas naturalezas, poetas.



Abismate a este pequeño espacio de interiores.