Valentina Osses



Quilpué,1982. 
Participó en los talleres de Mauricio Redolés, Samir Nazal, Rafael Rubio y Fundación Neruda, La Sebastiana. 

Ha publicado:

*Nimbo (Ediciones Inubicalistas, 2009) y 
*Susurros de un señuelo (Cuadro de tiza, 2013). 


Escribe crítica literaria esporádicamente. Dos de sus ensayos fueron recopilados en el libro del Primer Festival de Poesía A Cielo Abierto (Balmaceda 1215, 2012). 
Es socióloga de la PUC, con post-título en enfoque de género y políticas públicas de la FLACSO. Además, de un Diplomado en Metodologías de la Investigación Social de la Pontificia Universidad Católica de Chile, PUC. 
Desarrolló una estadía doctoral becada en la Universidad París 13, en el Laboratorio de Industrias Culturales y Creación artística. 
Hoy trabaja como docente universitaria e investigadora. 



NOMBRA A: 

NATALIA ROJAS
AMÉRICA MERINO
PRISCILA CAJALES
JULIETA MARCHANT
GLADYS GONZÁLEZ 
RODRIGO ARROYO
ANDRÉS URZÚA DE LA SOTTA
JUAN CARREÑO




El ensayo del caracol


I.

Espiral


No confundas mi ciudad con los pasos de raíz

en los inicios de mi provincia sucia
el trastorno de las traducciones
que no pueden con tu conducta rapaz

Que me envuelva ya el sentido común

o la obviedad de todas las cosas
la agonía es como es

irrefutable

si caminamos los dos con el mismo vértigo
sangre nueva que nace al alcanzar mis llagas
pedazos y hoyuelos sueltos por las veredas



Sospecho


Mi ciudad muda frágil cuando se carga de tus huellas


El sol que ampara es el llanto excluyente de todo lo que 

pisas las aceras que resbalan los días, nos pegamos 
al asfalto

Análogas caminan por las calles

La insolencia, ese sonido no decanta

Como si las letras usurparan mis capas

hasta que el sudor me cortase la lengua

El sadismo del reverso de un mapa transforma

un espacio en visión ilusoria
Entretanto tú,
la borrachera de un ciego que se pinta
en la dilación
en las posibilidades

El cierre de equilibrio


de la piel




II.
fronteras


tú, número imaginario

no conmueves ni a los dedos de mis pies
el algodón que piso para no manchar tu espacio
respira insuficiente
vibra ante lenguas bravas

Mi ciudad se eleva

la tuya lleva señales disonantes
El oído de la urbe aparece en algunas líneas
las que trence para tu goce

Mientras te escucho

confundo nombres
al rescatar tu mañana
Te marco
marca también la tierra
Mi tierra no es cemento
la tierra estéril es el adorno predilecto 
de todas las ciudades

El polvo que transita entre nosotros

la pérdida de códigos de una batalla
donde me abrevio bajo los árboles
no se distribuyen
uno por cabeza

Un día de reproducciones de esquinas que 

me llevan a hablarte Nulidad

No podría distinguir lo que queda disponible 

de todos mis deseos en las puertas de un mestizaje verbal

Todos en la misma alforja

somos piezas
La asfixia de tus pies carga tránsitos mendigos

mi pecho, donde todos vocean sus deudas

me traspasan

y fundo nuestros ecos


me escupe la afonía bien bordada


Dentro un caracol, no somos uno
La caparazón nuestro único freno
Todos buscamos un tamaño
todos buscamos un material de construcción
Sellar el primer paso.



III.
Fisura


Mi territorio
vuela en los márgenes
de la marca de los centros
una formalidad de esos recuerdos, pétalos
Deseo renunciar a este juego de franjas

Tú te mueves
cambias plaza por estatua por arbusto por casa
no confundas la ciudad con los pasos
hundidos en un cuadro.

Quédate con tu cuerpo
con tus vísceras
no me des ni un poquito de sangre
Dame el despojo de cada extremidad
mejor cada uno de sus movimientos
quiero ver como gotea la mecánica de un camino
déjame ver la grabación de tus actos cotidianos
Tu experiencia de ciudad

escuchar los segundos de la aridez
de tus hombros al llegar a un cruce de esquinas

Respiro tu caja torácica:
fundo un segundo flujo de aire
Inercia
inerte
El cuerpo no
queda falto de oxígeno
ya no es guardián de la sal
se desintegra
la vanidad corre del pecho a la espalda
apenas suspira
se contrae la vena madre

prohibido despegar los pies
mientras ocurre la descomposición

El arranco de las cortezas
por unos duplicados que no rompen
el papel

ni la piel
ni la memoria sesgada de un tajo

Parece fácil dar sentencia
Los capullos
son la mitad de mis ojos.


IV.
Viento


En todas las ciudades las extremidades se temen
cruzan un mismo tiempo en una marcha

donde desaparecen los pies
la fractura de los cuerpos se toma cada lugar público:
Todos los cuerpos somos éxodo
que paran cuando reconocen una huella
nadie sabe cuantos rostros
se han ido en la holgura de una imagen urbana

La distancia que guía al rostro es igual a la distancia entre un paso y otro lo que está sin pintar tiene la belleza del humo un material sin revestimiento

seré una fotografía en vías de cansancio por no responder a la vista de quienes van por todos lados.